Renovar la visión y tener claridad de la cultura de una empresa, es imprescindible si se quiere conseguir un escenario en el que la familia empresaria pueda navegar con éxito los grandes desafíos empresariales, tales como la digitalización, los modelos de trabajo colaborativos, los ajustes en la forma de atender el mercado y la forma de gestionar el talento con las nuevas generaciones.
Para lograr lo anterior, es fundamental disponer de un espacio para llevar a cabo reflexiones que, se centrarán en identificar los comportamientos que se quieren ajustar, teniendo en cuenta las inquietudes y expectativas de los miembros familiares que gestionan el patrimonio y las empresas en la actualidad, así como el entorno y el momento empresarial que se vive.
Este ejercicio de renovación debe considerar factores externos, tales como políticas regulatorias, competidores, proveedores y mercados, así como factores internos, influenciados por la forma en que la familia propietaria y los líderes no familiares se han conducido desde la fundación (fundamentalmente asociado a dos ámbitos: La Gobernanza y el Liderazgo).
Para definir la cultura, destino a la cual quieren llegar pueden emplearse diversos métodos, que incluyen el análisis y la forma en que ha de gestionarse la innovación y debe vivirse la ética del negocio, a través de los valores. Sin embargo, hay que ser muy cuidadoso a la hora de adoptar modelos de cambio, pues la mayoría de esos métodos han sido desarrollados para empresas corporativas, cuya robustez en los procesos de gestión del capital humano suele ser más sofisticados y la forma de implementar los cambios son favorecidos por un manejo jerárquico efectivo.
Para el contexto de una empresa familiar, es importante abordar esta tarea con un alto sentido de compromiso y cohesión de los miembros de la familia que lleva las riendas de la empresa, pues este ejercicio se convierte en sí mismo, en una iniciativa imprescindible si se quiere conseguir una cultura en el que las siguientes generaciones crezcan motivadas para seguir impulsando lo que los fundadores iniciaron y tiendan a la excelencia como familia empresaria
Los procesos clave que determinan la cultura de una empresa familiar-empresarial
Es saludable revisar y ajustar la cultura de una empresa familiar-empresarial cuando se está gestionando una transición generacional o cuando las circunstancias del mercado o del negocio estén forzando un cambio en la visión y/o el modelo de negocio.
Cada familia debe entender que la evolución de su cultura empresarial requiere de una adaptabilidad y que es normal encontrar resistencia para hacer las cosas de otra manera porque siempre se han hecho así y más aún si los resultados del negocio han ido bien.
Una forma sencilla de evolucionar la cultura de una empresa familiar, es tomar en consideración los procesos habilitadores de la cultura familiar-empresarial (Wiston Uzcategui, 2019). En cada uno de ellos se debe definir lo que se desea, pues de esa forma se habilita la cultura de una empresa familiar a la cual queremos llegar:
La comunicación
Según un estudio de Atrevía (empresa Global de Comunicación y Posicionamiento Estratégico) titulado “Los valores y la comunicación en las Empresas familiares”, el 80% de los encuestados considera que la comunicación formal favorece el compromiso de la familia con la empresa, fortalece la evolución y el crecimiento de las empresas, ayuda a transmitir los valores familiares, contribuye a la continuidad de la compañía y mejora la calidad de las relaciones familiares. En consecuencia, es vital definir una estrategia que asegure que los valores sean vividos en forma efectiva a través de los procesos formales de comunicación interna. Este proceso debe incluir no solo la información vital para la planeación y gestión empresarial, sino también la transmisión de los valores que la familia propietaria ha definido.
La gobernanza
La estructura de gobierno familiar proporciona un foro para preservar los valores con los que funcionaran la familia y sus empresas relacionadas. Es allí, en cada órgano que se tenga (Consejo Familiar, Consejo de Administración, Equipo Ejecutivo, etc.) donde deben emanar las políticas respecto a la forma en que se involucra la familia propietaria en la toma de decisiones y las normas que regirán para ser congruentes con la cultura que se desea.
La cultura en el ámbito empresarial no puede desvincularse de la ética, las normas y los valores presentes en la propia familia propietaria. Mientras más congruentes sean los comportamientos deseados con los valores, creencias y sesgos de la familia, más fácil será lograr un ajuste de cara al futuro.
La gestión del talento
La forma en que se selecciona y desarrolla el talento tendrá una gran influencia en la cultura familiar-empresarial. Por ello, es necesario establecer un plan efectivo para la sucesión en las funciones clave de liderazgo familiar y tomar en cuenta las competencias a desarrollar y los estilos comportamentales que se necesitan en cada posición de liderazgo para asegurar que se preservan los valores que definen la cultura.
La cultura familiar-empresarial es, en esencia, la proyección de los valores, creencias y motivadores de la familia propietaria, con sus fortalezas y sus debilidades. Así, cada empresa familiar es un caso que difícilmente se puede copiar, por lo cual es importante conocerla y forjarla para determinar los comportamientos y valores que se desean modelar al resto de los colaboradores.